La imagen de nuestra época

Historia y fotografía. El siglo XX en imágenes.

"Podemos taparnos los oidos durante
la tormenta, y los rayos continuarán sonando. O cerrar los ojos ante la crueldad de la guerra, y las bombas seguiran cayendo. O contener la respiración para evitar la pestilencia de los cadáveres descomponiendose, pero seguiremos oliendo a culpabilidad. La ignorancia no nos exculpa". M.P.

sábado, 11 de febrero de 2012

Hoy comentamos. Samuel Aranda:Una mujer con velo abraza a un pariente herido.



 El fotógrafo español Samuel Aranda ha sido proclamado hoy vencedor del World Press Photo, el      más importante certamen mundial de fotoperiodismo, por la imagen de un herido en las revueltas de Yemen que es abrazado por una mujer con velo.



En la fotografía, con una composición que recuerda a la escultura "La Piedad" de Miguel Ángel, contrasta el negro del "niqab" (un velo islámico que cubre todo el rostro a excepción de los ojos) con el cuerpo desnudo del joven herido que está en los brazos de la mujer.
El fotógrafo captó este momento en el conflcto de Yemen, cuando los manifestantes contra el presidente Ali Abdullah Saleh utilizaron una mezquita en Sana como hospital para tratar a los heridos.






Samuel Aranda en su casa de Túnez..



YEMEN





Al este de la Meca, en la misma península arábiga, se encuentra Yemen, que en árabe significa al Este. Está limitado por el Mar de Arabia, el golfo de Adén, el Mar Rojo, el oeste de Omán y el sur de Arabia Saudita. La superficie del país es mayor que la de España, 527.968 km2. Hasta hace relativamente poco tiempo, su frontera por el norte no estaba definida, porque el desierto de Arabia impide cualquier asentamiento humano allí. Su tierra es relativamente fértil en algunos valles y su clima húmedo ha permitido el desarrollo de una población estable. Sus habitantes, nómadas, se dedicaron durante toda la época antigua al pastoreo.
Claudio Ptolomeo se refirió a Yemen como Eudaimon Arabia (Arabia Feliz). Los pueblos mediterráneos veían llegar de allí caravanas cargadas de incienso, mirra, casia, cinamomo y láudano; o riquezas como oro, ébano, marfil y seda, por lo que dedujeron que se trataba de una tierra de riquezas y de fábula. Su máximo esplendor fue el reino de Saba -capital, Mariaba (Marib)- con su misteriosa reina y su relación con Salomón,  el rey de Israel, que dio origen al mito. La leyenda de la Arabia Feliz resurgió en el XVII, cuando comerciantes judíos franceses, ingleses y anussim portugueses oyeron hablar de una bebida, el "oro negro" -el café-, que se exportaba al mundo entero a través del puerto yemení de Moka.
Yemen se independizó al finalizar la Primera Guerra Mundial, constituyéndose en reino. En 1926 se produce una nueva intervención saudita, pero al año siguiente el Imám zaydita es repuesto en su trono; nuevos litigios fronterizos con su vecino se resolverán finalmente con la entrega a Arabia Saudita de la región de Asir. La zona de Adén continuará bajo dominio británico; en  1937 la zona se organiza en una colonia (Adén) y dos protectorados, oriental y occidental. En 1945 el Reino del Yemen ingresa en la Liga Árabe, y en 1947 en las Naciones Unidas. En 1962 el último rey es derrocado y se crea la República Árabe de Yemen, o Yemen del Norte, en situación de guerra civil hasta 1970.
El 22 de mayo de 1990 ambas repúblicas se funden en una, la República de Yemen, con capital en Sana´a, situada a 2350 m. de altitud. Su sistema de gobierno se basa en un Consejo Presidencial de cinco integrantes: tres del Norte –la República Árabe de Yemen- y dos del Sur –la República Democrática de Yemen.
Los yemeníes son en su mayoría árabes. Existe una reducida minoría persa en el litoral norte y otra minoría entre Yemen y Omán que habla diferentes lenguas subarábigas. En su mayoría, su población es musulmana. Cristianos, judíos e hindúes constituyen el 0,1% de la población. Las dos ramas principales del Islam son las representadas por los sunnitas y los chiítas, 85% y 15% respectivamente del total. Los sunnitas creen que el líder de los creyentes -el Califa- debe ser investido como tal mediante la baya, o acto solemne de reconocimiento, en tanto que para los chiítas queda investido a perpetuidad en la línea de descendencia del profeta Muhammad. 
Yemen es el nuevo punto de enfrentamiento entre el expansionismo iraní y el expansionismo wahhabita en el mundo musulmán.
La ausencia de información sobre Yemen es clamorosa. Desde enero, sus marchas son multitudinarias. Ríos de hombres y mujeres tapizan calles enteras coreando gritos de cambio, libertad y dignidad. Su lucha es la misma que cualquier otra nación árabe sometida a dictadura, y sus muertos también caen abatidos por balas de los soldados que deberían defenderles. “En Yemen se invierten miles de millones de dólares en un Ejército que nunca nos ha defendido de una agresión externa”, resume abatido Faria. El país árabe más pobre, más inestable, el segundo lugar del mundo con más armas por cabeza -15 millones, 61 por cada 100 habitantes- después de Estados Unidos y uno de los más instrumentalizados por potencias extranjeras, desde EEUU a Arabia Saudí pasando por Al Qaeda, carece de atención internacional. Y cada minuto de silencio traiciona a un pueblo que ha desafiado el miedo y la impunidad para emprender una revolución pacífica que desemboque en una democracia.








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